Ammonites

En el año 2006 realicé una serie de fotografías en la Réserve Naturelle Géologique de Haute-Provence para un proyecto titulado Petite histoire du temps. A lo largo de varias estancias fotografié piedras y árboles, valles, ríos, pueblos, habitantes y paisajes. El último día, poco antes de anochecer, me detuve frente a la Dalle aux Ammonites de Digne. Una ligera lluvia humedecía y oscurecía los centenares de fósiles de ese fondo del mar de hace doscientos millones de años.
Fotografié treinta y seis amonites con el último rollo de película que me quedaba. Luego contemplé la pared hasta que anocheció del todo. Al día siguiente muy temprano cogía un avión y regresaba a casa con las tomas de esa última estancia, que sumadas a las anteriores, ascendían a unas ocho mil. Junto a los demás rollos revelé el que contenía las fotografías de los treinta y seis amonites. Incluí estas imágenes como pieza mural en la primera exposición dedicada a Petite histoire du temps. Una inicial pared fotográfica de amonites que anunciaba el nacimiento de un proyecto mayor.
Meses después volví a la Dalle para fotografiar esos fósiles que yacen ahí desde casi la eternidad, y con la ayuda de mi amigo y asistente Carlos Puga, fotografié una por una todas las piezas como si se tratase de un paisaje cada vez. O de un retrato... Objetos o sujetos o abstracciones que me evocaban la vida y la edad. Cada imagen una partitura, una constelación de líneas, luces y tiempo, una parte del yacimiento que contiene toda su historia. Las emociones durante el trabajo cambiaban con la luz; miedo, cansancio, fuerza, frío, dudas, seguridad, responsabilidad, excitación, asombro, alegría, silencio, densidad, concentración, amistad…
Inspirado en el I Ching, compuse un texto con mil quinientas cincuenta y tres palabras, tantas como amonites hay en la pared. Después asigné aleatoriamente cada una de sus palabras a cada imagen. De ese texto original sólo permanecen las palabras.
Palabras e imágenes están contenidas en la Caja de Ammonites, en el anverso y reverso de las mil quinientas cincuenta y tres tarjetas impresas en formato algo mayor que una postal. Estas tarjetas pueden ser mezcladas o combinadas para formar un número infinito de textos o paredes fotográficas de amonites. Ammonites se expresa inicialmente en la Caja de Ammonites. A partir de ahí, el trabajo puede mostrarse de diferentes maneras; como exposición u obra permanente con copias en distintos formatos y soportes que pueden construir un mural de dimensiones variables, en función del número de imágenes –desde una a mil quinientas cincuenta y tres– o en función del formato de las mismas. También puede ser una proyección o publicarse como libro.
Hicimos la última fotografía pasado el meridiano de un día invernal de cielo nítido y azul. Las sombras de los amonites se alargaban sobre la superficie del fondo del mar. Nos abrazamos. Miramos una vez más a la Dalle. La luz anunciaba la caída de la tarde. Hacía frío. Recogimos todo y volvimos al estudio a tomar algo caliente.

Oscar Molina
Texto incluido en la "Caja de Ammonites". Almería, 2009.

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