(...) Todo el problema de la autoría se soluciona casi de golpe, pues si bien es cierto que él no realiza ninguna de las imágenes, sí es el autor del proyecto aunque tampoco sea, en absoluto, el dueño de los sobres, ni persiga lucro alguno. Todo lo cual nos dirige hacia unos derroteros que cuestionan todo lo cuestionable: el valor de la creación, la importancia de las marcas como substitutas de los individuos y de una forma de vida, el poder del dinero como emblema de intercambio, la ruptura del deseo y por tanto de los mecanismos habituales de acción/reacción, la esencia de la fotografía como medio técnico, lenguaje visual y expresión artística, etc. Ha dispuesto a todos los participantes como extras de una película donde cada uno desempeña un papel que, partiendo de un mismo origen, desarrollará resultados muy distintos y alejados entre sí.
Y, al mismo tiempo, ha llevado hasta sus últimas consecuencias las teorías que atañen a la fotografía. En cierta forma, persiste una intencionalidad de recuperar el aura de la obra de arte en un medio como el fotográfico, cuya idiosincrasia le priva de ella (...)
A. de
los Ángeles
Extracto
de texto para Photolatente. Revista Photovision nš 31. Sevilla,
2002.