Un proyecto multifacético

(...) Recibir una imagen latente es una invitación a la creatividad (a una creatividad compartida, a una creatividad "interactiva"). A nivel de respuesta individual, las opciones con estas imágenes latentes son ilimitadas. Las podemos mantener tal cual, en estado de latencia permanente, guardando todas sus promesas implícitas y sus secretos. O, para saciar nuestra curiosidad, podemos revelarlas por un procedimiento estándar. O revelarlas de forma heterodoxa, modificando las pautas habituales e introduciendo variantes experimentales. O podemos teñirlas o pintarlas de colores. O dibujar o escribir encima. O podemos partirlas en pedazos y hacer un collage con ellas. O ponerlas en el microondas. O quemarlas y retrofotografiar sus cenizas. O recubrirlas de emulsión fotográfica y volver a impresionar encima otra imagen latente...

Hemos caído en un proceso sin fin, en un proyecto multifacético que afecta a numerosos aspectos de la creación y que no sentencia una nueva versión de la anunciada "muerte del autor". Démonos cuenta que aquí las imágenes, latentes o visibles, son contingentes en tanto que "obras", son acertijos o trampas puestas al espectador, sea participante activo o no. La razón de ser teórica de Photolantente se halla en la elaboración del proceso mismo: un proceso generador de imágenes y de interrogantes. En todo caso, pues, la obra es el proceso en sí y las imágenes resultantes, meros accidentes. ¿Y el autor? El autor es el que manda. El autor es el que controla, el que fija las reglas, el que vigila la gestión. Aunque, como en este caso, el autor nos ceda cotas de participación porque nos necesita como actores del dispositivo conceptual que ha creado. Nuestra inevitable y fascinada turbación es parte necesaria de su juego. Es decir, de su obra. (...)

Joan Fontcuberta
Extracto de la editorial para “Photolatente”. Revista Photovision nš 31. Sevilla, 2002.

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