(...) Una exposición puramente fotográfica que niega la esencia de la fotografía; fijar el instante, congelar el momento, atrapar lo irrepetible. Oscar Molina muestra la transformación, el cambio; todo lo que de poético tiene el proceso de alteración. Haikus de papel virgen, haikus que mudan su piel y que dejan perplejo al espectador, pequeñas metáforas del cambio. (...)
Oscar Molina es un fotógrafo singular, no busca el encuadre sino la esencia de lo fotografiado. Hacer una fotografía -asegura- no supone en términos de actitud, algo en esencia muy diferente a mirar una fotografía ya hecha. Un haiku es la forma más breve de la poética japonesa; tres versos sin rima, de diecisiete símbolos fonéticos, que recogen la esencia de un momento agudamente percibido y enlazan Naturaleza con naturaleza humana. El Silencio Abierto de Oscar Molina tiene algo de haiku; hay una visión básica y radical, un instante atrapado, un respeto al espectador sin otro espectáculo que la observación. (...)
Una exposición con muchas lecturas y con una profunda huella poética: Cada espectador tiene su propia lectura y yo no quiero dirigir y condicionar la mirada del público. Toda fotografía como acontecer, como mecanismo y dispositivo, tiene connotaciones muy poéticas. Creo que, esencialmente, la fotografía mantiene relaciones con el tiempo y el espacio muy similares a las que mantiene la música y la literatura, en concreto con la poesía zen y el haiku. (...)
Gontzal
Diez
Diario La Verdad, Murcia, 9 de marzo de 1996.