No es tarea fácil ni mucho menos necesaria hablar sobre unas imágenes que se defienden y expresan por sí mismas, como es el caso de las fotografías de Oscar Molina; no obstante tendré la osadía de comentar sucintamente ese universo tan rico y personal que se evidencia ante la contemplación de sus imágenes. Imágenes en donde las relaciones metafóricas, nunca de superficie, sino siempre intuitivas, provocan un substrato de fondo, a veces poco amable, que se debate entre lo puramente existencial y lo trascendente. Nos encontramos ante unas obras de carácter esencial e íntimo, mucho más cercanas a una poética visual, bien entendida, que a cualquier otro sistema de imágenes, y por lo tanto ajenas a esas corrientes superficiales que denotan su carencia de contenido interno y a las que tan acostumbrados nos tienen en innumerables muestras fotográficas.

Victor Gracia Ferruz
Texto para la exposición Paisajes, Madrid, diciembre 1987